*Reflexiones del corazon*

lunes, 25 de julio de 2011

Enterate! Como se bañaban en la antiguedad?

 *La Higiene y el baño en la Edad Media*
Este es un tema interesante para tratar ya que la creencia popular se dirige a pensar en la edad Media como una época en la todos andaban sucios y malholientes (que seguro los habría pero no como una generalidad que es lo que se tiende a pensar) y que el baño era algo muy poco habitual para ellos, sin embargo parece que el asunto no era tan así y para muestra este artículo aparecido en la revista El Mundo Medieval, que como dicen por ahí no tiene desperdicio.
CITA EN EL BAÑO      
En el siglo XV, en una Roma que rápidamente se está convirtiendo en una populosa metrópoli europea, se multiplican las stufe (estufas, aposentos para baños calientes). Son frecuentados por personas de toda clase y condición, a menudo en búsqueda de emociones fáciles.
 Todavía en tiempos del poeta Giuseppe Gioacchino Belli (1791-1863) —autor del soneto Lo stufarolo appuntato—, en Roma se practicaba el oficio de stufaro, persona encargada de los baños públicos, llamados habitualmente “estufas”, vocablo a su vez derivado del alemán stube. Estas instalaciones, que recuerdan las antiguas termas —acertadamente definidas por Umberto Gnoli “como algo entre los calidarii y sudatorii (partes de las termas romanas)... y los beauty parlours americanos”—, tuvieron gran difusión en Roma a partir de los primeros decenios del siglo XV, aunque su número disminuyó durante la centuria siguiente sin que llegaran a desaparecer del todo. A diferencia de ciudades como Florencia y Siena, donde la presencia de estufas y baños públicos está atestiguada ya desde el siglo XII, o París, donde se conocen más de 26 instalaciones para el mismo período, de Roma no queda ningún testimonio hasta principios del siglo XV: en el siglo XII y el XIII son también escasas las referencias a los baños situados en casas privadas.
         La estufa de los alemanes
Fueron técnicos alemanes llegados a Italia junto al séquito de Martín V, tras el concilio de Costanza, quienes introdujeron esta actividad en la Ciudad Eterna. No es casual que la primera mención de un bagnarius sea la relativa a un cierto Angelino da Bolzano, cortesano del séquito de la Curia romana, al igual que tampoco lo es que el local público por él gestionado —llamado la “estufa de los alemanes”— tuviera su sede en una casa propiedad del hospital teutónico de Santa María del Alma, junto a la plaza Navona.
Todavía poco numerosos en la primera mitad del siglo XV, los técnicos y encargados de las estufas —instalaciones casi exclusivamente propiedad de romanos aristócratas, de burgueses o de cofradías— crecieron en número durante el transcurso del siglo, dato que también muestra los cambios en las costumbres sociales de una sociedad que rápidamente se estaba convirtiendo en una populosa metrópolis internacional. La mayoría de los stufaroli recordados en los documentos son maestros del norte de Europa (alemanes, eslavos y, especialmente, húngaros), hecho que no debe sorprender por cuanto es conocido en qué medida el uso de las saunas era una costumbre muy difundida entre estas poblaciones. A finales del siglo XV aparecen en los documentos algunos individuos de otras procedencias, sobre todo nacidos en la Italia septentrional, en particular del Véneto, de la Lombardía y de la Toscana, mientras que sólo una exigua minoría resulta ser de origen romano.
 Las “vagnare”
Un discreto número de stufaroli gestionaba las instalaciones —en las que tenían su residencia— junto a su mujer o una concubina, esta última, más o menos explícitamente declarada. Esta circunstancia no parece producto simplemente de la conveniencia de tener a su disposición un trabajador sin salario, más bien cabe relacionarla con la promiscuidad existente en los baños, donde la afluencia femenina era significativa y, en consecuencia, resultaba útil la presencia de una vagnara para ayudar a las clientes en sus necesidades. La única mujer calificada con este término trabajaba en el baño “de las mujeres de San Apolinar”, también éste no lejos de plaza Navona, en la moderna vía dei Gigli d’Oro. Las mujeres que frecuentaban estas instalaciones eran en su mayoría prostitutas, que visitaban periódicamente las estufas no sólo en búsqueda de encuentros galantes sino también con el fin de cuidar su propio cuerpo, a diferencia de las mujeres honestas, que hacían venir a las “esteticistas” a sus propias casas para solucionar sus problemas de belleza.
 Exámenes para el “permiso”
Muy estrechos parecen los vínculos entre el oficio de stufarolo y el de barbero: a menudo el gestor de los baños tiene como socio un barbero o él mismo es considerado como tal, pues en las estufas se realizaban sangrías y operaciones de baja cirugía además de prácticascosméticas de depilación y tratamiento del cabello. Este tipo de intervenciones fue descrito por Michel de Montaigne, quien durante su estancia en Roma en 1581 tuvo “deseo de visitar las estufas”, y en la de San Marcos, donde llegó, comprobó que “la droga o ungüento con el que, mediante una aplicación de ni tan siquiera la mitad de un cuarto de hora, se hacen caer los cabellos, está hecha de cal viva y oropimente disuelto en lejía: dos partes de cal y una de oropimente”. Justamente a causa de la relación de este oficio con las prácticas paramedicinales, según los estatutos de la corporación se debía hacer un examen de anatomía ante dos barberos y dos stufari para obtener el “permiso” que permitía ejercer tal profesión.
La misma organización, corporativista y fraternal, aparte de una relación muy estrecha con los afiladores de cuchillos, englobaba los dos oficios (barbero y encargado de una estufa) y ambos se atuvieron a una normativa común al menos hasta 1613, cuando los barberos —que siempre habían prevalecido tanto en número como en importancia— constituirán una corporación autónoma.
También existía un vínculo con la actividad de tabernero y posadero. No faltan casos de stufaroli que gestionan a la vez una taberna o alquilan habitaciones en los pisos superiores de las instalaciones balnearias: por ejemplo, en un contrato de 1501 entre dos alemanes por la estufa “del Satro” (en la actual plaza dei Satiri) se expresa la doble función de estufa-asilo de la sociedad. El mismo propietario y arrendador del inmueble, el miembro de la Curia Iacopo da Viterbo, se reservaba allí una estancia para cada ocasión en que visitaba la ciudad.
 Un oficio infame
A pesar de que no se tenga, en lo que respecta a Roma —a diferencia de otras ciudades italianas y europeas—, noticias de censuras y prohibiciones de la actividad de los gestores de baños —aparte de un bando de 1522 contra los stufaroli, que prohibía la apertura de las instalaciones a causa de la peste—, no cabe duda de que este oficio también era considerado en Roma “de una infamia no diversa a la de alcahuete”, según se lee en un confesionario del siglo XV. Por otra parte, resultaba del todo natural comparar la actividad de los proxenetas a la del stufaro: los locales para el baño —habitualmente frecuentados por prostitutas, por mujeres de clase social baja y por una población masculina muy heterogénea— eran lugares muy indicados para encuentros entre los dos sexos. Este relajamiento de costumbres y la misma propensión a la diversión se encuentran en los baños de las localidades termales, más allá de los Alpes o en otras ciudades italianas.
            
 Servicio de habitaciones
En las estufas, no obstante, además de la visión de cuerpos más o menos descubiertos y de la promiscuidad, existía la complicidad de los sirvientes, a menudo mujeres, preparados para practicar masajes con ungüentos perfumados; por no hablar de la existencia de estancias apartadas y de lechos con sábanas perfumadas, ideales para prolongar las intimidades, como explica detalladamente Boccaccio en su cuento sobre la codiciosa cortesana Jancofiore y el mercader Salabaetto, que en parte se desarrolla en un baño público.
Las fuentes literarias contemporáneas, y particularmente las relativas a Roma, no carecen de referencias —siempre despreciativas— a las estufas y sus clientes: en efecto, un insulto típico de la época, utilizado por Berni para calificar al odiado papa Adriano VI, era “nacido en una estufa”. La pérdida casi total de las fuentes criminales anteriores a la segunda mitad del siglo XVI no permitió evaluar, en el caso de Roma, tal como se ha hecho en otras ciudades, el grado de transgresión y violencia existente en lugares como las estufas, ni tampoco recuperar sucesos protagonizados por los gestores de éstas. Una excepción en tal sentido la ofrecen los estatutos corporativos de 1559 donde, quizás intentando moralizar el oficio, se prohibía prestar ayudaal miembro que hubiera sido herido “por su causa, es decir, por haber buscado pelea en tabernas o en otros lugares deshonestos o por hacerse ido de noche con meretrices a pasear o por otras causas similares habiéndose encontrado con ellas en otros lugares”.
 En los baños de Monte Mario
En la anónima pero detallada Descripción de una villa sita en Monte Mario en Roma, quizás escrita por Rafael, villa que Philip Foster identifica como la famosa construcción deseada por el cardenal Giulio de Médicis —más conocida como Villa Madama— así se describe el complejo, que nunca llegó a realizarse, relativo a la zona de los baños: “Por la izquierda entrando en este criptopórtico en dirección al mediodía se va a los baños... por la escalera secreta hacia las partes superiores, las cuales están dispuestas de la siguiente manera: tienen dos vestuarios y después un lugar templado para ungirse después de haberse bañado y calentado. Y allí está la estufa caliente y seca que da calor y el baño caliente con asientos para sentarse según la persona desee que el agua le bañe el cuerpo. Y debajo de la ventana hay un lugar en el que se puede yacer y estar en el agua. Después hay un baño templado y uno frío de tal amplitud que si uno abrigara deseos de nadar, pudiera hacerlo”.
 Encuentro galante
En la novelística —sobre todo toscana— hay una fuente de primer orden para ilustrar las costumbres y la mentalidad de la sociedad medieval. Por cuanto respecta al servicio ofrecido en las estufas, particularmente significativo es el cuento del Decamerón en torno a Jancofiore y Salabaetto (VIII, 10), donde Boccaccio describe el encuentro en un baño público entre una cortesana siciliana y un joven comerciante florentino: “No llevaba mucho tiempo allí [en el baño alquilado por la mujer], cuando llegaron dos esclavas cargadas: una llevaba en la cabeza un colchón de algodón, bello y grande, y la otra una gran cesta repleta de cosas; y, tras extender este colchón sobre el lecho de una cámara del baño, encima pusieron un par de sutiles sábanas listadas de seda y después una colcha de lino de Chipre blanquísima. […] Al poco tiempo llegó al baño la dama [Jancofiore] con otras dos de sus esclavas detrás de ella, y haciendo a Salabaetto muy gran fiesta, besándolo y abrazándolo, con grandes suspiros le dijo [...]. Después de esto, cuando a ella le plugo, entraron desnudos los dos en el baño, y con ellos las dos esclavas. Aquí, sin permitir que nadie más le pusiera la mano encima, ella misma lavó a Salabaetto con jabón perfumado de almizcle y de clavel, y tras esto se hizo lavar por las esclavas. Y al acabar, las esclavas trajeron dos sábanas blancas y finas que despedían tal olor a rosas que de rosas parecían hechas; y la primera cubrió con una a Salabaetto y la segunda a su dueña, y en volandas los llevaron al lecho. Y aquí, cuando acabaron de sudar, las esclavas les quitaron aquellas sábanas en que les habían envuelto, y trayendo unos frascos de plata, cuál con agua de rosas y de jazmín, y cuál con agua de azahar, con estas aguas olorosas los rociaron, sacando luego cajas de confites y muy preciosos vinos para que se confortasen”.
 Piscinas, lechos y comestibles
En los acuerdos firmados en Roma en 1501 para la instalación de la estufa del “Satro” se dan indicaciones en torno a la estructura del complejo que los dos “maestros y compañeros” Giorgio della Baviera y Andrea da Straubin construirían: “Dos estufas con sus vestuarios... con un horno y piscinas dentro de las estufas y un conducto que lleve el agua fuera de las estufas... y las calderas de cobre y las ventanas acristaladas que entrarán en dicha estufa”. Así pues, dos estancias, probablemente a bóveda de cañón para mantener el calor y la humedad, quizás una para la estufa seca (calentada debajo del pavimento con fuego de madera), y la otra para la húmeda (donde se evaporaba el agua); o una reservada a los hombres y otra alasmujeres. También había piscinas, quizás con escalones, “para sentarse según la persona desee que el agua le bañe el cuerpo”; y un conducto para que fluyera el agua. Ventanas de vidrio y vestuarios, “para que cuando salgas del baño al momento te puedas secar en el lecho”, completaban la instalación.
Por otra parte, el inventario de bienes muebles de un stufaro eslavo, muerto en 1467, permitió “entrar” en la estufa de San Apolinar (“la estufa de las mujeres”), y hacerse una idea de ella. La casa constaba de una planta baja con un dormitorio para el stufaro y su mujer, una sala donde había un horno y diversas calderas para calentar el agua y una habitación equipada con “dos lechos con un colchón, una manta y dos sábanas, y una mesa redonda en la que comer”. En la planta de arriba había dos habitaciones con lechos, mientras que había diversas cajas “en el vestuario de la estufa” y “en el vestuario de las mujeres”. Completaban el edificio una cantina y un jardín con pilas de madera para alimentar el fuego y un pozo.
 Artículo escrito por Anna Esposito, Universidad de Roma “La Sapienza”


ANTIGUAMENTE. LA COSTUMBRE DE LAVAR LA ROPA
 Nos interesa conocer las costumbres de antaño de nuestras abuelas/os, sus formas de acometer la vida de antes.
 No debemos caer en la ignorancia de que siempre se ha vivido tan cómodamente  ,como sucede en nuestros tiempos. Y para valorar hay que  hurgar en el pasado.
¿CÓMO?
Preguntando nuevamente a los mayores del lugar. En este caso, acerca de tareas domésticas; todas ellas realizadas por las mujeres ,por tanto, preguntemos a nuestras abuelas.
¿Cómo se lavaba en aquellos tiempos, si no había lavadora.?
-En una piedra de lavar en el río. Hay quien dice;  que la piedra podía ser de madera o un  peñón del mismo río.
-Se lavaba a mano porque no había maquinaria,
-Se cargaba el borrico (a veces lo hacía el hombre) de ropa sucia y se iba una a la alberca, con una tabla de madera y un trozo de jabón.
-Tanto de lavaba ,que venia una “arriñona “.
-Se lavaba frotando la ropa con las piedras, cuando las manos las tenias “pa reventar”.
¿Cuándo las manchas eran rebeldes, qué hacían.?
-Se le daba con un “puñao “de moras verdes y se le “ estregaba”.
-Se  ponía la ropa con el jabón al sol, (Solearla).
-Se lavaba y se “estregaba” con agua de ceniza.
-Buen  jabón y puños. 
¿Cómo se hace el buen jabón, de aquellos tiempos.?
JABÓN CASERO
-Ingredientes:
 6 litros de “pringe “ o aceite usado de freír.
8 litros de agua.
1 paquete de sosa (¿un kilo?).
un “puñao “de harina.
Se movía , sin parar, un buen rato. Se dejaba reposar, hasta el día siguiente, que se cortaba. 
Para hacer un buen jabón es necesario un buen tinajón  y un buen palo de olivo.
¿ La actividad de lavar era individual o colectiva?
-La mayor parte de las veces íbamos juntas o salíamos solas y nos juntábamos en el cruce para ir a la Mezquita, o se reunían para ir a la  Asperilla ,que era un lavadero y lo pasábamos  muy bien. Una decía una cosa otra decía otra e incluso cantábamos.
-Cuando iba con mi “mario”, porque me bajaba y subía la ropa en la bestia, iba sola. Lavaba la ropa y el mientras miraba. ¡Qué tiempos ¡ 

No hay comentarios:

OJO BUSCAR EN ESTE BLOG CUALQUIER TEMA INTERESANTE

AMOR

http://cnnespanol.cnn.com/cnnvenezuela/#0
Reflexión:
Parte de vivir y de crecer en la vida, es precisamente en ocasiones "caer" o "errar".
Lo importante no es caer, o cuantas veces caes, lo importante es que te LEVANTES.
En su Palabra DIOS nos dice que ÉL nos sostiene y levanta al caído. Las circunstancias adversas no pueden destruir nuestro camino, ni detenernos y hacer el esfuerzo de subir de nuevo al cielo.
TulipanPon tu mirada en JESÚS Flor
No hay texto alternativo automático disponible.

Quizás también le interese:

SAN ANTONIO DE LOS ALTOS EN LA GRAN CARACAS

Mi Residencia es San Antonio de Los Altos cerquita de Carrizal "Venezuela"

'QUE HERMOSO Y MARAVILLOSO ES TENER ESPERANZA'
Esperanza es la virtud que alienta nuestra vida de creyentes en Cristo y nos brinda la energía moral para transitar el largo camino que se inicia con nuestro encuentro con el Señor.
La esperanza es un don de Dios que él en su gracia pone en nosotros desde que creímos. Es el resultado de ejercitar la fe en el cumplimiento de las promesas del Señor.
La Biblia es el libro de la esperanza, el mensaje del evangelio es un mensaje de esperanza, siendo el Señor Jesús resucitado la personificación de nuestra esperanza.
Dios te bendiga, mas todavía.

Le pedí a Dios agua; Él me dio un océano.
Le pedí a Dios una flor; Él me dio un jardín.
Le pedí a Dios un árbol; Él me dio un bosque.
Le pedí a Dios un amigo; Él me dejó conocerle
'Jesús'

Paisajes de Venezuela compiten entre las Siete Maravillas Naturales del Mundo
Paisajes como El Salto Ángel, El Roraima y La Amazonia, compiten en las Siete Nuevas Maravillas Naturales del Mundo.
Tiempo


Sobre mi Ligia Margarita González de Hernandez

Sobre mí:Soy una persona SENSIBLE, quiero AMAR... y el deseo de mi corazón es llevarle consuelo, a las personas, [que VALORO muchísimo.

"Jesús"
El nos amó, nos ama y nos amará. Gracias a Él es que podemos llamarnos hijos de Dios, Dios eligiéndolos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, {EF 1,5;} Jesús se ofreció como sacrificio eterno al padre, y ofreció su sangre por nuestros pecados; ya el enemigo ¡no nos puede atar! ¡Somos libre! por la sangre, del cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. !El mundo no te puede atar¡ Sólo tú te puedes atar (limitar). En Él nombre de Jesús te invito a que entregues tu vida a Jesús, para que el Espíritu Santo te toque y te envuelva en el amor del Padre. No digas; nadie me ama o que solo me siento y mucho menos digas; yo no valgo nada. Hermano mío, tú vales la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tú vales la sangre de Cristo. Por lo tanto tú eres importante. Posiblemente te encuentras en la oficina de un doctor o en un hospital enfermo sintiéndote solo, triste, angustiado; posiblemente estás molesto por tanto esperar, tienes la angustia de no saber que tienes y eso te crea una inseguridad emocional, mas sin embargo yo te digo que tu no estás solo. ¡Hay alguien que te ama, y ese alguien, ,tiene nombre de hombre y se llama Jesús! Él sabe por lo que estás pasando y hoy te dice; hijo mío cuando, más sólo te has sentido, es cuando más cerca he estado de ti. Posiblemente te preguntarás. ¿Me amará el Señor? Para poder contestarte esa pregunta solo te invito a que mires a una imagen de Jesús crucificado, mira sus llagas y su sangre derramadas por ti y por mí, mira la corona de espinas. Mira sus rodillas en carne viva y ahora soy yo el que te pregunta ¿crees que Jesús te ama?¡Pues claro que te AMA!





La imagen puede contener: una o varias personas

Insignia de Facebook

Ligia Margarita González de Hernández Crea tu insignia

ETICA Y MORAL

VIDA DESPUES DE LA VIDA 'DONDE PASARAS LA ETERNIDAD?

Dios no promete a nadie mañana, 'Por lo que prepararse para la eternidad es de vital importancia. Entonces, ¿por qué tantas personas vi...